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Lo ocurrido en nuestro Pozo del Molle en el festival de box de días atrás es todo un reflejo de lo que vive el país en muchas cuestiones del diario transitar. Que pareciera que doliera un poco más cuando la marginalidad alcanza a tocar la médula del ámbito deportivo.
El excelente boxeador José “Puro” Paz terminó enfrentando en la pelea de fondo a un rival que no era el previsto tal cual se lo anunció al neuquino Eduardo “Ratón” Zapata. El verdadero (foto) se encontraba en su provincia natal, es Supergallo por sus 55 kgs y no boxea desde hace más de cinco años porque le sustrajeron su Licencia. Habilitación que si estaba en manos de este estafador rionegrino llamado Leonardo Chanqueo en realidad, de peso Mediano por sus 70 kgs y que se presentó a combatir como si nada. Burlando la buena fe de los organizadores de nuestro pueblo que nada tuvieron que ver más allá del relajamiento de los fiscalizadores de la Federación que, aparentemente, también se tragaron el sapo.
La pelea, claro está, solo duro el puñado de segundos. Los que necesitó Paz para golpearlo y a su rincón para tirar la toalla de rigor para el abandono.
Si bien es cierto que en lo amateur o en lo profesional la historia del deporte de los puños estuvo siempre regada de “tongos” como este, la cuestión tiene otra veta más dolorosa. Y no es otra que el jugar peligrosamente con esa delgada línea que separa la credibilidad de la sospecha y que se potencia en estos tiempos dedesconfianza y sensibilidad social.
Claro que el box no es la única disciplina que sufre estos avatares ni mucho menos. También tuvimos en la región un soborno aún no resuelto en fútbol, arbitrajes siempre dudosos e impresentables, sospechas en el automovilismo que cayeron en saco roto y permanentes comentarios ligados a lo competitivo y a lo dirigencialque para nada ayudan a la esencia y al espíritu del ambiente deportivo. Simplemente porque se pierde la necesaria credibilidad de la gente, más allá de que muchas veces no pasen de rumores falsos y malintencionados. Una credibilidad imprescindible para generar y mantener el apoyo del soberano asísea desde el aporte en una pollada o en la adquisición de una simple entrada. Y de esto se trata, ni más ni menos, en momentos donde el sostén de la gente es vital para mantener el debilitado andamiaje de muchas queridas instituciones de la zona que, hoy por hoy, no están muy lejos de la deriva.
