La simbología de esta atractiva Bruselas tiene todos los condimentos para que uno no deje de sorprenderse con la intención de sus elecciones históricas.
Una gigante estructura de más de 100 metros que representa un átomo simboliza su desarrollo científico y fue construida para una Exposición mundial en 1958 solo por seis meses. Su atractivo turístico los decidió no solo a mantenerlo de por vida sino a adosarle todo tipo atracciones complementarias.
La gastronomía, con su riquísimo y artesanal chocolate o las exquisitas papas fritas y hasta la enorme variedad de cervezas, únicas en el mundo, son otro fuerte simbolismo de los cuales no hay habitante que no sienta orgullo por los mismos.
Pero, la verdadera sorpresa al recorrer sus calles y escuchar a sus guías turísticos, viene del lado de un pequeñín llamado Manneken Pis que en realidad es el símbolo más representativo y querido de la atrapante capital belga. Se trata de una estatuilla de solo 50 centímetros que representa a un niño desnudo orinando en una fuente visitada por miles de personas en forma diaria. El Manneken se creó en el siglo XV en función de la leyenda que convertía en héroe al niño al haber orinado la mecha de un reguero de pólvora con el cual los ejércitos enemigos pretendían destruir la ciudad.
Desde su creación, y dada la fortaleza que este símbolo le dio a los habitantes locales, fueron muchas las veces en que los distintos ejércitos intentaron robarla. Cuando eso se concretaba se colocaban copias para que siempre siguiera vivo y la población no sufriera su ausencia. Con los años, fue tal la importancia que se le atribuyó que los mandatarios de todo el mundo acostumbran aún traerle diferentes trajecitos como expresión de buena voluntad. Ello hizo que hoy se cuente con más de 700 modelos que se exhiben en un original Museo creado a tal fin.