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HAY (otro) EQUIPO
Otros dirigentes, otro cuerpo técnico, otro predio de disputa y, salvo por Berlock, otros jugadores con un nuevo líder natural. Hay equipo, sin dudas, pero totalmente diferente en “cuerpo y alma” al de las últimas temporadas.
En este nuevo proceso es imposible soslayar el estigma de Juan Martín Del Potro conformando “su” Mundo Davisyen la previa ante el odiado Brasil dispuesto siempre a arruinarnos cualquier fiesta deportiva. Porque podrán ser ciertas sus declaraciones respecto a que el “no sacó ni puso capitanes y mucho menos jugadores”, pero en las condiciones solicitadas para su regreso por su entorno mucho de este recambio estaba implícito. Por eso se lo ve al gigante tandilense tan alegre y cómodo en este, su hábitat natural, liderando de manera indirecta los entrenamientos a pesar de que no será de la partida por su lesión. Su peloteo de este martes con “ Charly” y Schwartzman, la probable pareja del dobles sabatino, y el juego en el kid’sday con los más chiquititos sin parar de firmar autógrafos pintan de lleno el estado anímico del mejor jugador argentino de la actualidad. Aquel que no juega para el seleccionado desde Setiembre del 2012 en la “Semi” de local en parque Roca en donde los resquemores y fisuras internas con el resto eran moneda corriente.
Hay equipo, pero es otro en todo sentido. Con el cordón umbilical y única referencia anterior a través de un Berlock siempre presto a concentrarse en el juego y alejarse de las dolorosas e históricas internas. Las mismas por lo cual hoy no están Mónaco y Zeballos y mucho menos la dupla Jaite – Zabaleta en el banco. Tampoco Nalbandian claro, siendo toda una incógnita si alguno de ellos irá aunque más no sea como espectador a un Tecnópolis preparado para la fiesta de este “finde”. Una fiesta que naturalmente genera cualquier Argentina – Brasil, así sea en tenis, y en el trascendente marco del grupo Mundial de la competencia más importante del planeta para el deporte blanco.
Hay equipo, otro equipo, que ojalá genere un positivo punto de partida para poder volver a pelear la ensaladera de Plata y, por sobretodo, recuperar la armonía y el prestigio perdidos.
