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[Escribe: Fernando Movalli] Que el deporte y la representación de un país a través del mismo da jerarquía no es ninguna novedad y, sin dudas, mientras más relevante sea la competencia más prestigio le brindará ante el mundo.
Los Juegos Olímpicos son el evento de mayor trascendencia internacional y por ello, cuanto más deportistas representen a un país y más logros se consigan en los mismos, mayor jerarquía y consideración obtendrá cada nación ante la vista de todos.
Lo mismo pasa en cada localidad, ciudad o provincia representada en el país, ya que su nivel deportivo en calidad pero también en cantidad habla y mucho del nivel de cada comunidad. Y por ello Las Varillas mantiene un alto prestigio proporcional cuando de deporte se trata, algo que por supuesto nos enorgullece a todos.
A nivel de Argentina hacia el mundo la cosa no es tan clara ni tan benévola por distintas razones que no son muy simples de observar. Respecto a muchos países del primer mundo, el nuestro no tiene una gran cantidad de habitantes, su posición geográfica es desfavorable para la competencia y los dineros invertidos para el desarrollo deportivo amateur dista y mucho de aquellas naciones más desarrolladas. Así y todo, la pasión por el deporte, los miles de compatriotas que viven del mismo en otras latitudes y el esfuerzo individual, han equilibrado aquel doloroso desfasaje. Por ello no sorprendió la primera medalla dorada de la “Peque” Pareto en Judo y los muchos logros de estos días en los deportes de conjunto, más allá del batacazo de Del Potro ante el número uno en Tenis.
Hay cientos y cientos de ejemplos de deportistas imbatibles en algunas disciplinas como los etíopes o los keniatas en carreras de resistencia dado sus condiciones naturales pero que no son acompañados con estructuras, enseñanzas o apoyos de ninguna índole. También, hay otros tantos ejemplos a través de la historia que con todo ello a disposición sí pudieron generar campeones aún sin contar con tantos talentos ni grandes condiciones. Las diecinueve medallas de oro ya alcanzadas por el nadador estadounidense Michael Phelps hablan de su talento y voluntad pero también de que nada le faltó para lograr un record semejante.
Por ello, más allá de todos los beneficios directos que la práctica deportiva o la simple actividad física le brindan como calidad de vida a cada comunidad, son muchas las consecuencias positivas que también se cosechan. Entre ellas, el prestigio y el reconocimiento del resto, que no es un dato menor a la hora de poder utilizarlos como una necesaria y permanente estimulación para sostener el buen hábito de una vida activa y saludable.
