Allí están, frente a todos y ante el mayoritario localismo irlandés y el peso de un primer mundo al que no le queda otra que respetarlos. Allí están, con todas las lágrimas todas emocionados por la melodíatan cercana y tan distante de nuestro himno nacional. Y aquí estamos también, tan expectantes como alterados para que el verde bi campeón del Seis Naciones hoy se rinda a nuestros pies, que son los pies y el espíritu de toda una nación.
Imposible no emocionarse y lagrimear así no se lo entienda del todo a este deporte que enaltece como ninguno a la tan manoseada palabra “equipo”. En toda la dimensión que brinda el jugar por el otro y por el grupo llevando al pedestal ese espíritu de potrero amateur tan maltrechoen otras disciplinas deportivas.
Los Pumas, hasta las lágrimas, reventando todas las redes sociales con expresiones de los mismísimos candidatos a presidente para el domingo. Un domingo que tendrá las elecciones si, pero también un almuerzo dominguero con semifinal del mundo para intentar seguir haciendo historia de la grande. De esa que supera el habitual humo periodístico de tanto espejito de color que nos venden de todas las formas posibles desde el puerto.
Imposible no emocionarse y abrazar a ese eventual parroquiano que comparte la tele y el café junto a nosotros en cualquier bar de cualquier rincón del país. Imposible no preguntarse el porqué del histórico amor incondicional hacia esta selección y no hacia las otras más populares a las que no les perdonamos ni los segundos puestos.
El Rugby, ese deporte de la guinda que como ejemplo, de la nada hoy tiene increíblemente tres instituciones que lo practican en la ciudad de Las Varillas y que no para de crecer en toda la región. Ese deporte del barro, del sudor y de la sangre que te penetra hasta los huesos por el poner y poner pero que es inmensamente más honesto que la gran mayoría de las otras disciplinas populares. Así nos duela y así no lo queramos admitir del todo porque molestay nos cuesta horrores entender esos porqué.
Argentina, Los Pumas, este domingo por segunda vez en la historia en una semifinal mundial después de aquel recordado hito del 2007. Pero ahora con la chapa del “se puede” ante el gigante australiano al que no le sobró nada ante Escocia y nos mira de reojo y desconfiado.
Un domingo expectante por acá en lo electoral para definir el destino del país una vez más. Pero también allá por Londres, a pura emoción “Puma” para que el camino del andar no se detenga y aquellas lágrimas sigan brotando desde cualquier corazón blanquiceleste y desde cualquier emocionado rincón de nuestra geografía nacional.