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[Escribe: Fernando Movalli] En cualquier índole de la vida se puede arriesgar, apostar o invertir y nunca estará definitivamente exenta la posibilidad de perder o de que las cosas no salgan como las previmos. Lo triste y hasta poco inteligente pasa cuando ese riesgo no tiene ninguna necesidad de llevarse a cabo porque, de última, todo seguirá siendo exactamente igual.
El domingo por la noche, y en un fin de semana que justamente brilló por la ausencia del fútbol profesional en Argentina, volvimos a ser noticia por un bochorno deportivo internacional. Un bochorno gratuito, sin sentido y sin nada para ganar pero si mucho, demasiado para perder en cuanto al prestigio de nuestro deporte puertas afueras.
Como el fútbol es uno de los apéndices más relevantes del capitalismo en nuestro país era impensado suponer que no hubiera por lo menos un partido amistoso en un fin de semana largo. Por eso, se inventó para Jujuy la “Copa Pachamama – Macro”, un extraño mix de la tradición de la puna con el universo de las finanzas. Y qué mejor que llevarlo a cabo con dos clubes hermanos como históricamente lo han sido el Boca argentino y el Olimpia paraguayo. Pero no hubo caso ni con todo ese condimento que solo invitaba a llevar el mate, relajarse y despuntar el vicio del juego sin tensiones ni nada que se asemeje a un partido oficial por los puntos.
Y tuvo que ser Boca otra vez, una vez más, como bien pudieron ser los otros dos o tres clubes poderosos acostumbrados a atropellar al resto y siempre incluidos en la primera fila del escenario cuando las palabras polémica, error, vergüenza o bochorno pululan por allí. Porque uno ya no sabe si estos clubes tan populares son en realidad víctimas o victimarios de sus propios derroteros o están siempre de casualidad en el preciso momento y lugar de cada hecho que lastima la credibilidad de tal o cual acontecimiento futbolero.
El tendencioso y parcial arbitraje de ese mamarracho arbitral que fue Fernando Espinoza y repito, sin ninguna necesidad en un simple partido de hermanamiento, fue el constante motivo de protestas de los visitantes guaraníes. Protestas que se trastocaron en bronca e impotencia cuando el “juez” decidió que el equipo argentino debía empatar sea como sea regalándole un penal escandaloso. Un penal que, como en tantas otras oportunidades, él y otros más jamás darían en la otra área en iguales circunstancias. Más allá que al otro día se pida, como ocurrió en el día lunes, por todos los medios las disculpas de “siempre”, por los motivos de “siempre” y con el motivo consumado….de “siempre”.
Se sabe, el partido no concluyó porque ante tamaña injusticia deportiva el equipo paraguayo optó por retirarse, la noticia voló por los portales del mundo mientras el prestigio deportivo de nuestros pagos volvía a sumar otra mancha internacional que seguro la mayoría de los compatriotas no merece.
Como una simple muestra de tanto despropósito y nula necesidad transcribo las frases del colega Juan Becerra, Periodista partidario de Boca Juniors y adscripto a la revista Olé: …”Espinoza inventó un penal a favor nuestro y hasta que no empatamos no paró de bombear. Olimpia se retiró y así estamos”…
